París, 14 sep (Prensa Latina) La caída del Producto Interno Bruto (PIB) francés en 2020 sería menos fuerte de lo pronosticado inicialmente, con un desplome del 8,7 en lugar del 10,3 por ciento, señala hoy el Banco de Francia.
Según las más recientes proyecciones macroeconómicas de la institución, el impacto de la Covid-19 aunque muy fuerte, resultaría inferior al proyectado en junio, cuando el proceso de desconfinamiento comenzaba.
En ese sentido, adelanta en un comunicado una recuperación más rápida de los niveles de actividad económica anteriores a la crisis sanitaria y sus consecuencias.
De acuerdo con el Banco de Francia, su rectificación sobre el comportamiento del PIB responde a un retroceso en el segundo trimestre menor que el vaticinado y a las mejores perspectivas de recuperación que arrojan los estudios y las encuestas.
Los pronósticos sobre las afectaciones de la pandemia en la economía difieren, porque el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos (Insee) calcula una caída del nueve por ciento y el ejecutivo una del 11 por ciento, aunque señaló que revisará sus estimados.
Respecto al regreso al camino del crecimiento, el Banco de Francia proyecta un 7,4 por ciento de avance del PIB en 2021 y un tres por ciento en 2022.
De cumplirse este escenario, la economía gala reencontraría su nivel de antes de la crisis derivada de la Covid-19 para comienzos de 2022.
En el caso del desempleo, la institución vaticina la pérdida este año de alrededor de 800 mil puestos, con una tasa de parados que alcanzaría en 2021 el 11,1 por ciento, pero en los próximos dos años se crearían -precisa- más de 700 mil plazas.
El gobierno lanzó este mes un plan de recuperación socio-económica dotado de 70 medidas y 100 mil millones de euros, 30 mil millones para la transición energética, en sectores como el transporte, la industria y la agricultura; 35 mil millones para las empresas, con prioridad para la relocalización de áreas estratégicas, y 35 mil millones para la cohesión social y territorial.
Sin embargo, fuerzas políticas de izquierda y sindicatos cuestionan la iniciativa, la cual consideran solo favorable para el capital y las empresas.